lunes, 31 de marzo de 2008

Ante la nueva invasión inglesa.

En este 2 de abril, la cuestión “Malvinas” adquiere una importancia primordial, no sólo por el histórico reclamo de soberanía sobre las islas, o por el reconocimiento a quienes pelearon por recuperarlas -aún bajo una dictadura militar- sino por el avance que el Reino Unido pretende, extendiéndose mucho más allá de los límites establecidos de facto tras el conflicto bélico de 1982.


Desde hace tiempo son conocidas las intenciones británicas de ampliar aún más la “zona de exclusión” alrededor de las islas, extendiéndose hasta las 350 millas marítimas. A partir de esto, en diciembre de 2007 los países de la Unión Europea firmaron en Lisboa un tratado donde se incluyen las islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur y el Sector Antártico Argentino como “Territorios de Ultramar de la Unión. En total, el área que pretenden anexarse supera los 3.000.000 de km2 (como dato de referencia, nuestra superficie territorial es de 2.791.810 Km2). Esta estrategia es llevada adelante con gran apuro por parte del Reino Unido, ya que en 2009 vence el plazo fijado por la ONU para registrar intereses territoriales. Aún conociendo esta situación y esta fecha límite, el gobierno argentino no ha realizado las presentaciones correspondientes, y ni siquiera existen relevamientos completos sobre nuestra plataforma submarina.

Pero además, esta nueva situación de conflicto a la que nos enfrentamos no ha merecido ningún planteamiento diplomático de contundencia por parte del gobierno, desechando la posibilidad de que la Asamblea General de la ONU vote una resolución al respecto, como se venía realizando hasta 1989. Incluso en una muestra de claudicación inadmisible el ex-presidente Kirchner se refirió a la gesta del 2 de abril del ’82 como una “agresión cobarde” en el periódico británico The Guardian, en 2006. La nueva avanzada británica carece de control y encuentra al gobierno argentino como facilitador principal. Así, la Fuerza Aérea Argentina terminó habilitando el aeropuerto que construyó clandestinamente el magnate Joe Lewis, el mismo que se apropio de Lago Escondido y es dueño de miles de hectáreas en la Patagonia. Dicho aeropuerto es de características similares al de Aeroparque (Bs. As.) y está ubicado en el paralelo 42 (Río Negro), en una zona donde ni siquiera existen radares adecuados para realizar controles.

Según información periodística, la empresa británica Falkland Oil and Gas Limited -que ya ha otorgado licencias de exploración y explotación- estima que en el territorio circundante a las islas podrían existir “miles de millones de barriles de petróleo” e “importantes yacimientos de gas”.

Sabido es que en materia de recursos naturales (petróleo, gas, minerales, etc.) la administración Kirchner no se ha movido un milímetro del libreto neoliberal. Muy por el contrario, ha profundizado el proceso de entrega de nuestros recursos no renovables, iniciado con las privatizaciones menemistas (como venimos denunciando desde el MORENO- el gobierno otorgó una vergonzosa prórroga de la concesión de Cerro Dragón a la empresa anglo-norteamericana Panamerican Energy, hasta la extinción del yacimiento). En la misma dirección se orienta respecto de la cuestión Malvinas, reafirmándose la postura antinacional que toma este gobierno cuando se trata de nuestros intereses estratégicos. Los argentinos no debemos bajar los brazos en nuestro reclamo de soberanía, tanto de las islas como de los recursos naturales que en ellas existen, y estar alertas y movilizados en defensa de nuestro patrimonio.

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